Una mirada profunda a la historia y logros de la bodega que vislumbró antes que nadie las bondades de un terroir excepcional al que posicionó como indicación geográfica.
La historia de Piedra Negra está íntimamente ligada a importantes hitos de la vitivinicultura argentina. A lo largo de estos 30 años de vida, la bodega logró sentar las bases de un estilo de producción respetuoso del medioambiente, basado en la creatividad y la innovación y en el que cada vino es un verdadero exponente del terroir.
Quinta generación de una familia de bodegueros
Integrante de la quinta generación de una tradicional familia de bodegueros de Burdeos, François Lurton fundó Piedra Negra tras investigar distintos terroirs de nuestro país y elegir instalar su finca en Los Chacayes, un área hasta entonces inexplorada del Alto Valle de Uco mendocino. Nadie imaginó por entonces que, por la tipicidad de sus vinos, ese paraje desolado llegaría a obtener la indicación geográfica (IG) y se convertiría en una de las regiones vitivinícolas más prestigiosas del país.
Por su aporte a la Argentina, sus conocimientos, su visión y dedicación, y por ser precursor en Los Chacayes, François es hoy un referente indiscutido para nuestra industria vitivinícola. Bajo el lema “paciencia, trabajo y perseverancia”, hizo de Piedra Negra una de las bodegas más prestigiosas de nuestro país y creó una marca que hoy es sinónimo de vinos de altísima calidad.
Gracias a esa apuesta rotunda por la fuerza y la riqueza de la tierra, a 30 años de la llegada de François Lurton a tierras mendocinas, Piedra Negra es reconocida por elaborar vinos y bebidas espirituosas únicas buscando un sutil equilibrio entre la tradición y la innovación.
Actualmente, la bodega produce 1.2 millones de litros de vino al año, siempre potenciando la más auténtica expresión del terruño. Sus etiquetas, además, son celebradas y distinguidas frecuentemente por la crítica especializada a nivel local e internacional.
Así llegó François Lurton a nuestro país
Para hablar de los orígenes de Piedra Negra hay que transportarse a Burdeos, Francia, y al año 1897. Allí y por ese entonces, el bisabuelo de François Lurton comenzaba a producir vinos y a definir una filosofía ligada a la vitivinicultura que luego continuarían las generaciones subsiguientes:
1- Si se busca la excelencia no se debe dejar nada librado al azar, y 2- para lograr la verdadera expresión de la naturaleza, es necesario proporcionarle los medios y ese proceso debe ser natural, cuidadoso y minucioso. Esos pilares inspiraron a las generaciones subsiguientes y a cada emprendimiento ligado al apellido Lurton.
Ni bien terminó sus estudios y tras una breve experiencia en Champagne, François Lurton se hizo cargo de la distribución de los vinos de su padre, André Lurton. Ya por entonces el joven François daba cuenta de una dedicación y conocimiento sorprendentes: durante los 10 años que se dedicó a esta misión logró multiplicar por cinco la facturación de la empresa familiar.
Tras elaborar sus primeros vinos en las regiones de Entre Deux Mers y Pessac-Léognan junto a su padre André, en 1988 crea, en forma paralela y junto a su hermano Jacques, una empresa de consultoría que los llevó a recorrer el planeta para encontrar vinos y tierras excepcionales. Así, asesorando a productores alrededor del mundo, ambos se sumergieron en la exploración e investigación de distintas regiones: Chile, Uruguay, Australia, Portugal, España, Francia y, por supuesto, Argentina, así llegaron.
El primer viñedo que compró François Lurton fue en Argentina y luego en Chile; más tarde lo haría en España (Toro y Rueda) y en Francia (Gascuña, Languedoc-Roussillon).
"Llegué con mi padre y mi hermano en los 90 para ayudar a Nicolás Catena en la elaboración de vinos de alta gama y comenzamos haciendo uno hecho con Bonarda que fue llamado Lurton y lanzado especialmente para competir con el exitoso Valmont en aquel momento, pero no funcionó tan bien. Luego, en 1996, compramos tierras en Los Chacayes y con Nicolás Catena como accionista construimos la bodega. Registramos el nombre de Chacayes, que luego cedimos para la creación de la actual indicación geográfica. El primer vino que hicimos se llamó ‘Gaucho’ Lurton, pero como la palabra gaucho en francés suena parecido a ‘gaucheaux’ qué significa ‘comunista’, lo cambiamos luego a Gran Lurton” recuerda François, fundador de Bodega Piedra Negra.
Los primeros pasos
Lo cierto es que el anzuelo que trajo a François a nuestro país hace 30 años fue el Cabernet Sauvignon; ese fue el primer varietal que plantó, luego incorporó Malbec y Cabernet Franc.
Su primer vino fue Gran Lurton Cabernet Sauvignon, que logró medalla de oro en el International Wine Challenge de Londres en el año 1996. Ese sería el primero de los reconocimientos que recibiría la bodega a lo largo de sus 30 años de historia produciendo grandes vinos.
Piedra Negra continuó creciendo y en 2004 la familia decide iniciar la primera ampliación de la bodega, incluyendo la plantación de 50 hectáreas adicionales.
Alambic y los destilados, otro hito de la familia Lurton
En 2017, François Lurton junto a su esposa Sabine crean Alambic, una destilería en homenaje a su bisabuelo Léonce, quien había ejercido el oficio de destilador durante el siglo XIX.
Alambic y Piedra Negra reconocen una historia en común: distintas creaciones de la destilería se nutren de las uvas de Los Chacayes. Tal el caso de Léonce Verjus -un jugo de uvas orgánicas, sin alcohol y sin filtrar, que se caracteriza por su acidez balanceada y frescura natural-, y de los vermouths Léonce Malbec, elaborado sobre la base del famoso Piedra Negra Malbec Reserva y fiel exponente de Los Chacayes y Léonce Rosé Criolla, creado a partir uvas orgánicas de esa variedad autóctona de Argentina.
Las novedades de Piedra Negra 2023
Celebrando este aniversario tan especial, Bodega Piedra Negra lanza al mercado dos novedades de su línea Arroyo Grande: un Pinot Gris y un Sauvignon Blanc. Esta línea, que se completa con un Malbec, un Cabernet Franc y un Naranjo, se distingue por estar compuesta por vinos muy naturales, sin filtrar.
Arroyo Grande Pinot Gris 2023
El Pinot Gris proviene de una finca propia en Los Chacayes en la que la uva se da de manera extraordinaria y donde se la cosecha tempranamente. En cuanto a la vinificación, se elabora con prensado directo, como se hace en la Champaña, para lograr el color buscado en esta uva tinta. Luego tiene paso por huevos de hormigón y fermentación espontánea natural, con levaduras indígenas. No se filtra para preservar las cualidades aromáticas del vino.
Arroyo Grande Pinot Gris es de un límpido color verdoso con reflejos brillantes. En nariz es una bomba aromática, posee aroma fresco cítrico y levemente floral sostenido con perfil frutado de frutos blancos, como damasco o pera. Intenso y complejo, abriéndose con el tiempo y demostrando sus particularidades. En boca ofrece una entrada muy fresca, una boca llena y sostenida por una muy buena acidez con una textura mineral y una linda persistencia aromática. Es un vino muy tenso e interesante y de gran versatilidad, que puede ser un buen compañero de mariscos frescos, pastas y pescados elaborados con salsas de mariscos. También se puede disfrutar solo, como aperitivo, o con quesos de pasta dura.
Precio sugerido: $6.000
Arroyo Grande Sauvignon Blanc 2023
El Sauvignon Blanc también está elaborado con uvas de IG Los Chacayes y es un vino natural, sin filtrar, de baja intervención. Fermentado con levaduras indígenas y con las pieles para incrementar la intensidad aromática y aprovechar los taninos de las pieles que le confieren una textura particular en boca.
A la vista es verde brilloso con reflejos amarillos más intensos. En nariz, destacan aromas frescos de limón, manzana verde y hierbas recién cortadas con un toque de lychee y una trama mineral. Buen volumen en boca con un equilibrio y refrescante acidez. Posee un final a fruta maracuyá. Puede disfrutarse solo como aperitivo o en maridaje. Es un buen acompañante para mariscos grasos y pescados varios, comida japonesa y ceviche peruano.
Precio sugerido: $6.000
Los Chacayes y Piedra Negra, un vínculo indisoluble
La de Lurton fue la primera viña que se plantó en Los Chacayes, región ubicada en el corazón del Valle de Uco, en un paraje de majestuosa belleza al pie de la Cordillera de los Andes. François supo detectar antes que nadie el alto potencial de estas planicies semidesérticas para plantar viñas, la calidad del suelo, la virginidad de las tierras en altura, el clima continental y las fuentes de agua procedentes de la nieve derretida de los Andes.
Pasó el tiempo y en 2017, generosamente, Francois Lurton cedió el uso de la marca para que todos los viticultores de la zona pudieran llevarlo en la etiqueta. Hacia fines de ese año, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) reconoció la validez y particularidad de la IG Los Chacayes dentro de los límites territoriales definidos por el distrito. Un hito para la industria del vino local.
Este reconocimiento de su tierra es vivido con orgullo por François y su equipo, y para celebrar su nacimiento, crearon un vino al que llamaron “L’Esprit de Chacayes” (El espíritu de Los Chacayes), que guarda la expresión típica de este terruño áspero pero tan entrañable que logra conquistar el mundo.
En 2019, con el impulso de Piedra Negra, las bodegas y propietarios de la región decidieron crear la Asociación Civil Los Chacayes, un paso más hacia el objetivo de dar a conocer al mundo el trabajo en la IG. Hoy, la Asociación continúa estudiando el terroir y trabaja de manera incesante para difundir sus características y particularidades.
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FUENTE: STELLA DOTTAVIO PRESS & PR.
EDITADO POR: LUGARESYSABORES.COM
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