Una familia de pequeños productores tomó la decisión de salir con sus propias etiquetas al mercado y hoy, sus vinos, son de los más solicitados en vinotecas de Rosario, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
La historia de Alejandro Ávila con el mundo del vino viene de cuna. Nacido en San Martín, Mendoza, Alejandro se define como "rosarino por adopción", y es que su apego con la ciudad natal de Messi, Fito Páez, Fontanarrosa y otros grandes, se da por la profesión que lo llevó a vivir en "La Cuna de la Bandera".
"Nacimos con las vendimias, pero con la elección de distintas profesiones uno se dedica a otra cosa. Yo soy odontólogo, me vine a estudiar a Rosario de muy joven, pero siempre yendo y viniendo para cada vendimia, cada cosecha, organizando los grupos de trabajo para diferentes tareas. Siempre estuve involucrado de alguna manera con la bodega", cuenta Alejandro para Lugaresysabores.com.
Dime Con Quién Bebes es la etiqueta que le da forma a un presente que sorprendió al propio Alejandro y su familia por su rápida aceptación, y que lo hace soñar con un firme futuro en el mundo del vino.
"Es una producción propia de viñedos que cuentan con más de 70 años. Con el «DIME CON QUIEN BEBES» nace este proyecto que tiene unos 4 años. Vimos que nuestra uva tenía potencial, pero se la vendíamos a terceros. Así que nos decidimos y salimos con un Syrah, Malbec y un blend de ambas cepas, todo de producción propia de nuestras 10 hectáreas, bien bien boutique" expresa Alejandro.
Durante la pandemia y postpandemia, hubo producciones de bebidas como gin, vermut, y sobre todo, vino. Muchas bodegas pusieron el ojo en un mercado interno que comenzó a consumir de manera escalada y que generó un público curioso por nuevas etiquetas.
A esa ola se suma Ávila Wines con sus tres vinos y Alejandro nos cuenta que "La Pandemia fue una mezcla rara de sensaciones. Mucha desilución y el aislamiento por un lado, pero por el otro pudimos darle forma a este proyecto. Diseñamos la etiqueta, le pusimos un nombre, lo armamos para ver si salía algo lindo. ¡La verdad es que ha sido un éxito! Se posicionó muy bien en vinotecas de Buenos Aires, en Rosario, Mendoza y otros puntos del país".
El propio Ávila describe a sus varietales como "tintos livianos que no tienen paso por madera. Son jóvenes, frutales, van bien con disfrutar el momento".
Su rápida aceptación se da en los consumidores sub-30, quienes en el último tiempo se han volcado hacia el vino, y eso se ve reflejado en su asistencia a ferias y catas de todo el país. Pero no hay que descartar a aquellos de más de 30 años que buscan distenderse con una copa de vino sin tantas complejidades.
Alejandro se refiere a este tema y agrega "se ha bajado un mensaje desde la industria, la de simplificar el vino, que sean fáciles de tomar. Por eso en el mercado se buscan vinos jóvenes, que no tengas que beberlo con una comida en particular. Hoy el vino se bebe cuándo estás preparando una comida o después de la cena. Los jóvenes se acercaron al vino y eso está bárbaro para la industria. El vino es una bebida simple y no hay que buscarle tanta vuelta. Te gusta o no te gusta".
Ávila describe que "otra de las tendencias es mirar el mercado interno. Antes se producía para otras bodegas pero ahora se busca el cuidado de pequeñas parcelas, hacer vinificaciones pequeñas".
Con el éxito de sus tintos en un terroir muy particular, la familia Ávila no se queda quieta y Alejandro adelanta a nuestro medio que están produciendo Torrontés y barricando una pequeña partida de Syrah: "Vamos mucho por el lado del Syrah. La mayor cantidad de hectáreas es de este varietal y la verdad es que nos dió muchas satisfacciones. Tuvimos muy buenas devoluciones de enólogos en algunas ferias de Mendoza, en catas a ciegas también. En la zona Este de Mendoza se da muy bien esta cepa, por el sol, por la temperatura. Vamos por ese rumbo".
Sobre la producción de un vino blanco agrega que "el Torrontés nos gusta mucho por su perfume. Son algunas hileras que tenemos mezcladas con la uva Pedro Ximénez, que le va a aportar volumen a esta producción. En mi forma de pensar, el Torrontés Riojano no falla nunca".
Lo que resta para la bodega boutique ubicada en el oasis Este de la provincia de Mendoza, es el crecimiento de manera paulatina, controlada por Alejandro y su familia, y por supuesto, asesorados por su enólogo que hasta el momento ha demostrado reflejar lo que los Ávila pretenden de sus vinos.
Alejandro declara para Lugaresysabores.com que "tenemos la proyección de lograr una línea completa, de realizar un espumoso. El vino está posicionado en el mercado interno, pero queremos seguir siendo fuertes en nuestro país. Tenemos la idea de exportar, pero veremos como se va dando eso también".
Cuándo nos juntamos para hacer esta nota, nos reunimos en un clásico bar de la ciudad de Rosario. Su relato y su pasión por el vino hizo que por momentos me olvidara que estaba en la bulliciosa esquina de Urquiza y Corrientes, y me trasladó a esa pequeña bodega que en algún momento visitaré personalmente.
Casi como si estuviésemos en el lugar, Alejandro cuenta con orgullo y felicidad que "lo bueno de todo esto es haber podido plasmar éstos productos que salen de nuestro viñedo, que somos la familia viticultora, llevarlo a la botella y envasarlo. Hay toda una historia que nace con mi abuelo haciendo el vino y vendiéndolos sobre la ruta 7. Para mi es una satisfacción muy grande ver que el trabajo que realizamos esté en una copa y que a la gente le guste. Son vinos livianos y el público se sorprende porque es un proyecto familiar detrás muy chico. Así hay muchos en Argentina, hay cosas buenas en proyectos pequeños muy interesantes".
Para cerrar, y envuelto en cierta emoción, Alejandro expresa "Volvimos a las raíces, uno es odontólogo de profesión pero sin embargo volvimos a vinificar. La idea es mantenernos y seguir creciendo manteniendo una relación precio calidad interesante".
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