Dialogamos con uno de los máximos referentes del vino de Argentina y el mundo. Nos contó sobre sus últimas producciones, su visión acerca de los jóvenes y el vino y el surgimiento de nuevos terroirs.
Roberto de la Mota desarrolló su profundo vínculo con el mundo vitivinícola desde temprana edad, inmerso en un entorno familiar privilegiado. Su padre, el reconocido enólogo Raúl de la Mota, desplegaba su conocimiento en Bodega Arizu, y fue precisamente en ese vasto dominio ubicado en Godoy Cruz, donde Roberto pasó gran parte de su infancia, desde los 2 hasta los 16 años. Sus días estaban llenos de aprendizaje, tanto en la escuela por las mañanas como en el establecimiento elaborador por las tardes.
Roberto optó por una educación enológica en la escuela secundaria técnica agraria "Miguel Pouget". Mientras estudiaba, trabajaba en verano con su padre en Cavas de Weinert. Siguiendo el consejo de Émile Peynaud, amigo de su padre, decidió estudiar Agronomía para ampliar sus conocimientos sobre la fisiología de la vid y los procesos previos a la elaboración del vino. Tras obtener su título de ingeniero agrónomo, se dirigió a Francia en 1988 para especializarse en vitivinicultura y enología. A su regreso, colaboró con su padre hasta convertirse en jefe de viñedos en Chandon en 1994.
Hace más de tres décadas, cuando el concepto de "terroir" u "origen" aún no se mencionaba en los círculos vitivinícolas del país, un grupo de apasionados productores de Luján de Cuyo dio un paso audaz al crear la primera Denominación de Origen Controlada (DOC) de Argentina y América, enfocada específicamente en la variedad Malbec. Estos pioneros, a quienes se les atribuye el rol de "Guardianes", han renovado su espíritu y visión, dedicados a la preservación de la identidad del departamento y la cepa emblemática de la vitivinicultura nacional.
Entre éstos "Guardianes" encontramos a Roberto de la Mota, actual presidente del Consejo de la DOC Luján de Cuyo. Roberto, quien asumió el legado forjado por su padre, ha trazado una notable trayectoria en la industria vinícola, involucrándose con reconocidas bodegas como Cavas de Weinert, Terrazas de los Andes y Cheval des Andes. En la actualidad, se embarca en su propio proyecto personal denominado "Revancha", mientras continúa supervisando la emblemática Mendel Wines, una de las bodegas que se unió a la DOC en el año 2020.
Este 2023 lo llevó a visitar varias ciudades y fue en Rosario, en una reunión con sommeliers y vinotequeros de la ciudad organizada por DV Distribuciones, dónde tuve la oportunidad de dialogar con Roberto sobre tres ejes temáticos: Sus vinos, el acercamiento de los jóvenes al mundo del vino y las nuevas regiones vitivinícolas de nuestro país.
¿Qué expresan los vinos de Roberto de la Mota?
"Mirá, eso no lo sé. Pero en realidad a mí me gustaría que los vinos te trasladen. Te trasladen a un terruño particular, a un suelo, un clima, a un viñedo. Que te traten de mostrar como es ese lugar, como es el hombre que trabaja ahí, todo lo que viene con su historia, que te muestre un cielo azul increíble como el que suele tener Mendoza en la viña, que te trasladen a esa agua que viene de la nieve, que se derrite en la Cordillera de los Andes y que te trasladen a una sensación de disfrute que se puede compartir, porque el vino es eso, es una bebida que se disfruta, pero se disfruta más en compañía. Y además tiene otra cosa que es fundamental y que me parece que lo hace una bebida particular. El vino trasciende el tiempo. Yo hago vinos que espero que a la gente le gusten, trato de que mis vinos lleven parte de esa pasión que uno pone en esto".
El enólogo agrega: "Lo otro interesante es que pueden beber los vinos que yo hice ahora, que hice el año pasado o quizás hace 10 años. A mí me pasó algo muy lindo en la vida que fue poder disfrutar los vino que hizo mi papá con mis hijos. Ojalá que que me pase lo mismo, que mis hijos disfruten con sus hijos los vinos que yo hice. Eso sería para mí el deseo más lindo".
En los últimos años los jóvenes se han volcado hacia la bebida nacional por excelencia y no sólo desde el consumo, sino que también se ve reflejado en la cantidad de inscriptos a cursos y carreras como la sommellerie o la enología. Otro dato a destacar es la apertura de vinotecas y bares de vinos dónde se realizan catas todas las semanas, y las exposiciones de bebidas dónde el vino es el máximo exponente.
En este contexto, dónde predomina el rango etario Sub-30, le consulté a Roberto: ¿Qué consejo le darías a los más jóvenes?
"Mira, el consejo que les daría es el mismo consejo que le doy a mis hijos porque están en esa banda etaria, es que sigan aprendiendo, que sigan disfrutando, porque esto es un tema de disfrutar, el vino es un mundo inagotable".
A lo que agrega, "Van a descubrir sensaciones nuevas, lugares nuevos, variedades nuevas y cada vez se pone más divertido. Cuando creés que hubo o has conocido todo o mucho, resulta que vino una nueva añada y hay todo un mundo nuevo por descubrir. Esto lo hace divertido porque son experiencias. Fíjate que todos los viñedos son lindos, son lugares fantásticos para hacer turismo. La cultura del vino está asociada a la buena gastronomía, a gente de trabajo y a sensaciones interesantes y lindas. Así que yo les diría que que traten de aprender que eso forma parte de la cultura, que disfruten, que el vino no sirve para beber mucho, sirve para descubrir muchas cosas y tener lindas experiencias, conocer gente que se dedica a eso también. La viña es muy noble. Descubrir y disfrutar serían dos palabras que yo asociaría a los jóvenes, el vino es descubrir y disfrutar bien".
Entre Ríos, Córdoba, el sur de la provincia de Buenos Aires, entre otras regiones, conforman un nuevo mapa vitivinícola en nuestro país. Un mapa que se actualiza año a año.
Consultado por esto, Roberto se explayó: "Cuando vos leés el reporte de viaje de un señor que fue profesor en Montpellier, te describe la Argentina Vitivinícola y te describe los viñedos de Concordia, los viñedos que había en Buenos Aires, había viñas en el sur de Buenos Aires. En su momento me tocó hacer un trabajito para el gobierno de Córdoba. Me pidieron que hiciera una recorrida por los viñedos de Córdoba, de Yacanto, de Traslasierras, de todo eso para ver qué pensaba yo con otro señor que era especialista en turismo. En ese memento fue un descubrimiento porque yo lo vi y me pareció que era buenísimo, y me pareció también que tenían la posibilidad en algunas zonas de cultivar algunos cepajes y hacer vinos de calidad. Que para mí no iba a trascender nunca la industria vitivinícola de Córdoba, pero sí iba a ser la asociación perfecta con el turismo que ellos tienen, que los saben manejar muy bien, y la posibilidad de hacer vinos de terruño para algunas variedades especiales".
Para cerrar Roberto subrayó: "Siempre estamos buscando lugares que son lindos para hacer viticultura. Se puede hacer viticultura de secano totalmente distinta, con otras variedades y en la que tuvimos buenas experiencias. Siempre estamos viendo las posibilidades de hacer viña en distintos lugares y me parece que eso es fantástico. La Argentina es tan pero tan grande, tiene tantos terruños, tan diversos, que resta por descubrir muchísimas cosas".
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