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Pepito Bodegón: más de 70 años satisfaciendo paladares en la ciudad de Buenos Aires

01 de febrero de 2024

Ubicado en el microcentro porteño, el lugar se destaca por sus porciones abundantes y por ser uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad.

Va cayendo la noche en la ciudad de Buenos Aires y de a poquito el trajín del día comienza a hacer efecto y no estoy hablando del cansancio en sí, sino más bien de ese apetito que se abre pasando las 19 hs. Es que claro, ¡es la hora del vermut!.

Igualmente, no me quiero apresurar porque la querida Guadalupe Pazos me recomendó que a la noche vaya a Pepito, uno de los bodegones más antiguos de la city porteña. Un clásico ubicado sobre calle Montevideo a metros de la concurrida avenida Corrientes.

Pepito entra en la calificación de "bodegón", de esos lugares que te conquistan el corazón, porque, como reza el dicho: "a panza llena, corazón contento".

Sus porciones son abundantes, allí se destacan las milanesas de distintos tamaños que comparten carta con pastas, carnes a las brasas, empanadas, buñuelos de acelga, tortillas, rabas, puchero y otros platos típicos de su especialidad: la gastronomía argentina.

Dispongo a sentarme y miro a mi costado, un cuadro del gran Astor Piazzolla, sigo mirando hacia adelante y otros cuadros conforman parte del decorado del lugar. ¡Todos famosos! Es que por Pepito paso gran parte de la farándula argentina. 

"Pepito siempre fue un lugar emblemático, te diría que de la calle Corrientes. Siempre lo fue por su trayectoria, por la calidad humana que trabaja ahí adentro. Muchos compañeros se fueron retirando porque se jubilaron. Creo que lo más emblemático fue y es que hemos atendido a muchas generaciones de argentinos. Abuelos, hijos, nietos, y es grato escuchar a jóvenes que recuerdan anécdotas de cuando venían con sus padres" me cuenta Hernando Ochoa, mozo de los años 70. 

Hernando como Pepito son un cacho de historia que vale la pena cada anécdota. El experimentado mozo recuerda que "en los años '90 vendíamos muchos mariscos, mucho salmón, abadejo, la chernia, mucho pescado porque los orientales que vinieron en esa época los cautivó nuestra cocina". Ochoa agrega que "acá se hacían los sesos a la romana que en muy poco lugares lo tenían. La variedad de platos era muchísima. Pepito fue mutando siempre para bien, se fue adaptando a la situación del país". 

La experiencia gastronómica en este bodegón empezó con un escabeche de verduras, lengua a la vinagreta y ensalada rusa. Paso siguiente y como principal no podía dejar de probar su "ojo de bife a las brasas", que por supuesto estaba en su punto justo. 

Para beber elegí un Tintillo Malbec-Bonarda de Bodegas Santa Julia. Un vino que se tiene que tomar un poquito más fresco de lo habitual y que para la ocasión venía bárbaro.

"La cocina de Pepito siempre fue mediterránea, siempre había y hay cazuela de mariscos, paella, arroz con camarones, langostinos a la romana. ¡La raba es la vedette, simpre se vendió bien!. Otro de los más pedidos es la Suprema a la Maryland, que viene acompañada con la banana, las papas pai y la salsa de choclo" cuenta un Hernando que hace memoria y que yo lo escucho atentamente, anotando todos los platos para la próxima ida a Buenos Aires.

Para cerrar y por recomendación del mozo, probé no solo uno sino dos postres: Flan con dulce de leche y budín de pan con dulce de leche también. ¡Y sí, bien de bodegón!.

La gastronomía y Pepito no son ajenos a la situación económica del País. Hernando comenta que "hoy hay platos que se dejaron de elaborar por la materia prima que aumentó demasiado. Pero después estuvimos haciendo lentejas y el arroz con pollo que era uno de los platos que le gustaba a muchos canta autores. Por ejemplo Antonio Ríos siempre que venía pedía arroz con pollo, Alcides, Sebastián, a ellos también les encantaba. Los platos que teníamos siempre fueron acordes a la situación del país". 

Hernando agrega "¡hay algo que no te conté! Acá todos los jueves venían los músicos de la Orquesta de la Ciudad de Buenos Aires. Era un promedio de 30 o 40 músicos que venían a comer y de paso tocaba la orquesta. Así durante 30 años tuvimos a los músicos y mucha gente ilustre del Tango. Fueron clientes de muchos años hasta que después se desintegró la orquesta. Es más, nos dejaron un piano que todavía lo tenemos y lo seguimos cuidando".

El bodegón porteño, hoy, recibe turistas de todo el mundo"Estamos recibiendo muchísimas personas, más que nada de países limítrofes como Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay y Perú. Vienen a conocer Argentina, nuestras costumbres, y sobre todo nuestra gastronomía. Hay mucha gente a la que le gusta mucho la carne argentina y en Pepito somos especialistas” cuenta el mozo histórico del restaurante. 

Una de los puntos que quiero destacar del lugar es su carta de vinos. Si bien los bodegones se han ido aggiornando a las tendencias, Pepito particularmente tiene una variada selección de etiquetas, "agradables al paladar del extranjero" tira Ochoa y acierta, porque en el recorrido se pueden ver de todos los precios y de varietales tradicionales y no tanto.

Me retiro, sin antes felicitarlos por la atención, por el tiempo que los mozos le dedican a cada mesa, y por la limpieza del lugar. 

Para la próxima visita a Pepito, este bodegón que el 31 de enero de este 2024 cumplió, nada menos que 74 años, será para probar algunas de sus pastas, o su Bife Malevo, uno de los platos más pedidos por los extranjeros que consta de un bife de chorizo con morrón a la parrilla, huevo frito, papas fritas y una provoleta bien dorada.

Pepito Bodegón Porteño se encuentra en calle Montevideo 383, casi esquina Corrientes. Las reservas se pueden realizar al 011 4371-7188 o por WhatsApp al 1135592810. Para conocer más y ver sus platos pueden ir al Instagram oficial del lugar: www.instagram.com/pepitobodegon/


JUAN CARLOS PALACIOS

REDACTOR

lugaresysabores.com
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