El proyecto pertenece a una nueva generación de enólogos que en poco tiempo lograron captar la atención de vinotecas en Rosario, Buenos Aires, Córdoba y Río Negro. Nota exclusiva de Lugaresysabores.com a su enólogo Álvaro Dávalos.
La familia de Álvaro tiene una larga tradición dentro del mundo del vino en Salta, y es que él forma parte de la quinta generación de una de las familias vitivinícolas más antiguas de la zona.
Luego de recibirse de enólogo y de hacer su propia experiencia como tal, en el año 2013 se incorpora a Tacuil, la bodega enclavada en pleno Valle Calchaquí, específicamente en Molinos, Salta. Allí, tierra adentro, la familia Dávalos descubrió una zona apta para la vitivinicultura extrema y un terruño asombroso para la producción de vinos de altura.
Si bien Álvaro comenzó a trabajar en la bodega familiar, su expertise y curiosidad lo llevó a desarrollar un proyecto con una impronta personal.
"Venía con mucha experiencia e información de afuera. Tuve la suerte de hacer pasantías en Francia, Italia, Suiza, Chile pero se me hacía muy difícil poder llevar esa experiencia a la bodega familiar que ya venía con una forma de hacer vinos. Ahí surge la idea de hacer algo propio y aplicar lo que había aprendido y lo que me generaba curiosidad" cuenta para Lugaresysabores.com.
El primer ensayo que hicieron fue con una barrica, pensado para consumo propio y para sus amigos. A partir del año 2015 dan un salto importante en la producción y lo llevan a otra escala, dándole vida a dos etiquetas:
"Cola de Zorro", 100% malbec y sin paso por madera, "A la uva de la zona no hace falta intervenirla con roble para que aguante tanto tiempo. Es un vino que en su 80% son uvas de Angastaco y el 20% restante de la zona del departamento Molinos. Son dos zonas bien diferentes y la idea es jugar con lo que aporta cada una de ellas" destaca el enólogo.
"Viejo Vizcacha" es un vino de corte más tradicional "no es tan rebelde como el Cola de Zorro" asegura Álvaro.
Está compuesto por un 95% malbec puro de la zona de Angastaco y con un agregado de cabernet sauvignon del 5% de la zona de Cafayate. "El malbec pasa un año en barrica y antes de fraccionarlo, la parte del cabernet que uso es siempre de la última cosecha. Por ejemplo, utilizamos malbec del 2020 y cabernet sauvignon del 2021. Se realiza de esta manera porque queremos destacar ciertos aromas" aclara.
Sus vinos se caracterizan por tener una mínima intervención, aunque siempre depende de como haya sido la vendimia ese año. "Los vinos fermentan con levaduras indígenas. El Viejo Vizcacha pasa entre 10 y 12 meses en barrica neutra y nueva, la idea es ganar en evolución y no tanto en los compuestos que aportan la madera en sí" explica Dávalos.
A partir del 2020 sumaron un vino "rosado". Con el nombre de "Flamingo Puna", la base es de torrontés cosechado como para espumante, pero que se fermenta como un vino blanco y lo cortan con un porcentaje de vino tinto hecho de uva criolla "la idea con este rosado era no armar algo tan pretencioso, sino un vino fresco, fácil de tomar y accesible para la gente. Algo bien hecho para disfrutar en verano" nos cuenta el entrevistado.
Vizcacha Wines tiene por delante una producción de 12 mil botellas para "Cola de Zorro", unas 3 mil de "Viejo Vizcacha" y unas 5 mil para el rosado "Flamingo Puna"
"Venimos creciendo de a poco en producción, la idea final es llegar a 40 mil botellas en total de un producto bien hecho. No queremos que nuestros vinos se vuelvan netamente comerciales dónde lo importante sean los números" afirma Álvaro.
Actualmente sus productos se pueden encontrar en vinotecas de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Río Negro, Tucumán y Jujuy.
Los precios sugeridos son de:
Viejo Vizcacha en $1.500
Cola de Zorro en $1.2000
Flamingo Puna es un vino de entre $400 y $500
"En particular tratamos de hacer un solo aumento al año, pero es muy difícil fijar un precio, ya sea por lo que pasa con la faltante de botellas y ahora con las cajas, todo eso, lamentablemente encarece al producto final"
El objetivo para Álvaro y Vizcacha Wines es bien claro, y así lo expresó el enólogo: "El anhelo al que me gustaría llegar es que el que pruebe nuestros vinos se traslade a la zona de la cuál provienen. Es algo difícil de lograr, pero es a lo que apuntamos".
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