Se trata de Malbecino Acariciado, un «blanc de noir» elaborado a partir de uvas tintas pero con las técnicas de un blanco.
El Malbec es un varietal sumamente versátil. ¿Por qué? Básicamente porque esta variedad permite elaborar diferentes tipos de vinos y, además, provenientes de un amplio abanico de terroirs.
Un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino destaca que en la actualidad hay cerca de 1.900 etiquetas en el mercado elaboradas a partir de la cepa emblema nacional, ya sea como 100% varietal o como componente de un blend.
Hoy por hoy, gracias a su adaptación a suelos y climas, existen más de 46.000 hectáreas plantadas con la cepa emblema Argentina, lo que representa un 40% del total de la superficie de tintas.
Esto explica por qué el Malbec está presente en 18 provincias, incluyendo las clásicas, como Mendoza o San Juan, hasta otros territorios no tan tradicionales, como Santa Fe, San Luis, Entre Ríos, Santiago del Estero, Chubut y hasta Chaco (donde hay un viñedo experimental, con menos de una hectárea).
También, gracias a su plasticidad, hoy es posible encontrar en el mercado vinos elaborados a partir de uvas Malbec de diferentes estilos: vinos tintos jóvenes y de guarda, espumantes, rosados, fortificados y... blancos. Exactamente: hoy es posible encontrar diferentes bodegas que producen vinos blancos de Malbec o "blanc de noir".
Se trata de vinos elaborados a partir de uvas tintas pero con las técnicas de un blanco. Y aquí, la clave fundamental está en que, una vez que se prensan los granos, se debe separar rápidamente el mosto o jugo de los hollejos, dado que las sustancias colorantes del vino están justamente ahí: en las pieles.
De hecho, si se prensan granos de uva Malbec, basta que el líquido esté en contacto con los hollejos por un par de horas o incluso menos para obtener un vino rosado. Esto les permite a los enólogos jugar en la bodega con los tiempos y obtener diferentes niveles de coloración.
El vino "transparente" de Malbec que debés probar
La clave de los vinos blancos de Malbec es que los enólogos se aseguran buenos niveles de frescura pero con un plus en boca, donde ganan un poco más de presencia, peso y volumen respecto de los vinos clásicos producidos a partir de uvas blancas.
Familia Salas, una pequeña bodega ubicada en la zona de Maipú, en Mendoza, elabora un vino muy particular: Malbecino Acariciado "Malbec Blanc de Noir 2022", el cual una vez que lo sirvas en la copa seguramente te va a llamar la atención porque lo vas a notar casi tan transparente como el agua, a diferencia de muchos blancos de Malbec, que pueden tener un color amarillo mucho más evidente.
Lo interesante es que es un vino que sale de lo común, 100% orgánico y que se vende a tan solo $1.350.
Para la elaboración de este Blanc de Noir, Ramiro Salas, impulsor del proyecto familiar, trabaja con la pulpa sin pieles, como si se tratara de una uva blanca. “Nuestra idea era demostrar al extremo toda la versatilidad y, así, ofrecer un vino diferente, con toda la frescura de un blanco, pero con la estructura que le aportan los taninos de su “origen tinto”, cuenta.
Es un vino difícil de descifrar a ciegas, con una fruta que entrega un registro diferente: en nariz es expresivo, pero no llega a ser explosivo. Seguramente percibas toques de fruta roja sutiles y trazos florales y, bien de fondo, un recuerdo apenas cítrico. En boca es largo, fresco y fluido pero con una linda untuosidad que le da presencia. En el paladar, la aromática se complejiza un poco, sumando, además de las frutas rojas, algo de frutas de carozo y también de cítricos dulces, una sensación de dulzor reforzada por la fermentación maloláctica, pero que queda muy bien compensada por esa linda acidez.
Como conclusión: es cierto que cada vez hay más blancos de Malbec, pero no muchos logran este nivel de transparencia como sucedió específicamente con la cosecha 2022.
El caso de la familia Salas es interesante. Tienen una distribuidora de medicamentos pero siempre persiguieron un sueño: elaborar vinos orgánicos. Y ese sueño finalmente lo cumplieron en 2018 cuando, tras haber invertido en una finca propia en Maipú, se lanzaron a construir su propia bodega, en la que actualmente producen 35.000 botellas de vino orgánico por vendimia.
¿Por qué decidieron ser orgánicos? Ante esta pregunta, Ramiro Salas explica: "Primero, porque creemos en el trabajo a conciencia: estamos convencidos de que todos tenemos que aportar al medio ambiente y trabajar para no dañarlo. Segundo, porque vimos que, a la hora de vender la uva, íbamos a tener un diferencial que nos permitiría ser más competitivos, teniendo en cuenta la superficie pequeña en la que trabajamos".
"Más tarde se cumplió el sueño de la bodega propia y se siguió por el mismo camino de la producción orgánica. Estamos convencidos de que es mucho más que una tendencia y que se hará cada vez más fuerte", completa.
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FUENTE: @VinosyBodegas | iprofesional.com
EDITADO POR: LUGARESYSABORES.COM
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